lunes, 22 de marzo de 2021

Dejemos en paz a las embarazadas (y su panza)

 Sept 2019...

"Días atrás mi esposo me mostró una foto mía tomada durante el embarazo de nuestro segundo hijo, mi primera reacción fue pensar que estaba inmensa (así me sentía), y al volver a verla me di cuenta que estaba bella y radiante, aunque nunca me sentí de esa forma mientras lo vivía, y en el recuento de los motivos, creo que tuvieron mucho que ver, la increíble cantidad de comentarios impertinentes que recibí acerca de el tamaño de mi panza: "si de verdad era solo uno", "si era cierto que me faltaba tanto para que naciera", "qué bárbara, tu panza está enorme" porque sí, a menos que una mujer embarazada te pregunte directamente (¿qué opinas de mi aspecto físico o el tamaño de mi panza?), ir tirando esos comentarios a diestra y siniestra es imprudente, insensible y poco empático. Porque no sabes si esa mujer está luchando consigo misma por mantenerse en pie, llevando a término un embarazo en condiciones emocionales devastadoras (la depresión en el embarazo existe) y tu comentario solo vendrá a rematar el frágil concepto que tiene de sí misma. O quizás está atravesando alguna situación médica que obviamente escapa a su control. 


E incluso si no fuera así... ¿qué nos da autoridad para opinar con tan poco tacto sobre el cuerpo de otra persona?, ¿acaso el embarazo viene con un anuncio implícito de "otorgue usted su opinión sin clemencia"? 

Seamos conscientes o no, una mujer embarazada está atravesando muchísimos cambios y lidiando con un montón de molestias asociadas al mismo, que si bien no la incapacita para muchas cosas,  sí le exigen como mínimo un esfuerzo adicional al que tú realizas cotidianamente, y si encima, tiene que escuchar con una sonrisa tu comentario imprudente (no sea que te ofendas), no hay paciencia ni autoestima que alcance si además lo hace varias veces al día durante varios meses, en un estado emocional vulnerable. 

Te aseguro que le vendría mucho mejor que le preguntes ¿cómo se siente?, ¿qué necesita? o que le digas simplemente que estás ahí para ella. Si no eres capaz de hacer nada de lo anterior,  entonces el silencio es el mejor regalo que puedes darle.

Normalicemos el brindar contención y apoyo a las embarazadas, en lugar de violencia pasiva. Y normalicemos también decirle a las personas que están siendo imprudentes o insensibles si emiten ese tipo de comentarios, con un poco de suerte, quizás dejen de hacerlo."


...Hoy estoy viviendo mi tercer embarazo, y con todo y pandemia no me he librado de escuchar más de una vez esas nada agradables opiniones (casi siempre, pero no exclusivamente, de desconocidos) pero esta vez me doy cuenta de que NO ME IMPORTA, porque estoy gestando un milagro...¡por tercera vez!

Eso me hace poderosa, fuerte, bella, invencible y mil cosas más, y lo estoy disfrutando muchísimo (con todo y la enorme panza) 🤭. Pero me he dado cuenta, que he llegado a esta etapa, en un estado emocional diferente,  habiendo aprendido mucho acerca de mí misma y mi valor como persona, rodeada de personas valiosísimas que me han dado cobijo y sostén aún a pesar de la #SanaDistancia, así que mi único consejo para las mujeres que están en esta etapa y tienen que lidiar día a día con comentarios impertinentes, sería:

-Busca personas que te hagan sentir plenamente aceptada y amada, escucha lo que tienen que decirte, y a los demás procura colocarlos en segundo plano, o por lo menos, escucharles con menos atención.

Concéntrate en la maravilla que estás creando, y todo estará bien. 


Lo siento, fue muy largo, pero necesitaba escribirlo. Les abrazo fuerte y agradezco, como siempre, que se tomen el tiempo de leerme.



martes, 9 de febrero de 2016

TENGO UN HIJO AL QUE NO ESPERABA

Al principio no lo podía creer… o no quería. Nadie me advirtió que algo podía ser diferente en el desarrollo de mi hijo así que el día que nació, la noticia de que podía tener Síndrome de Down nos tomó por sorpresa; a mi esposo primero, porque al genio del pediatra se le ocurrió que era buena idea soltárselo así: sin advertencia. Después a mí cuando el hombre maravilloso con el que me casé, me dijo con todo el tacto (y el miedo) del mundo la sospecha que le habían comunicado.

Y a partir de ése momento mi mundo cambió, porque yo estaba preparada para el “todo va excelente” de las consultas prenatales, tenía mil expectativas respecto a la crianza de mi hijo, lo amaba (aún lo hago) profundamente pero no sabía absolutamente nada de lo que hay que saber cuándo se recibe a un hijo distinto al que una imaginaba, sólo tenía miedos y mitos rondando en la cabeza y no me sentía preparada. Tiempo después comprendí que no era distinta de otras madres, que todas, por lo menos con el primer hijo están llenas de miedos y mitos y sienten de pronto que no están preparadas.

Semanas después, nos confirmaron el diagnóstico, y los miedos se habían calmado un poco después de tantas visitas a varios médicos y de muchas buenas noticias: gracias a Dios la salud de nuestro hijo no está afectada por la mayoría de los padecimientos asociados a su condición y eso, de alguna manera, nos quitó un peso de encima (uno grandote). Para entonces la obstinada que vive en mí había tomado las riendas y decidido que pasara lo que pasara NADIE nos iba a decir lo que nuestro hijo podía o no podía hacer, que eso lo iba a decidir él y nosotros simplemente estaríamos ahí para apoyarlo. Iniciamos el camino del aprendizaje, de buscar opciones y compararlas, de leer y escuchar experiencias de otros padres que habían pasado por algo similar, de escuchar expectativas de las personas alrededor y desecharlas delicadamente. Este proceso nos fortaleció y unió mucho como familia y hoy, al verlo en retrospectiva agradezco que no haya sido diferente.

El camino no ha sido sencillo, pero puedo decir que lo he disfrutado inmensamente, al lado de mi esposo que le ha entrado a cada “experimento” que se me ha ocurrido para brindarle a nuestro hijo un ambiente propicio para su desarrollo: la lactancia obstinada (porque se supone que debía ser muy difícil), el porteo desde el primer día (porque alguien me compartió los beneficios que le daba a nuestro hijo), las horas en internet averiguando sobre centros e instituciones que pueden apoyarlo, los miles de kilómetros de viajes recorridos para encontrar al terapeuta en el que confío, y gracias al cual mi hijo ha logrado tanto, porque nunca lo vio limitado, sino siempre capaz de ir hacia adelante. Y las miles de cosas que sin duda faltan por descubrir y que al proponérselas (a mi esposo) me mirará con ésa mezcla de asombro y confianza que conozco tan bien y me dirá: “Como quieras mi amor, yo te apoyo”. (Te amo por eso)

Mi precioso chiquillo me ha enseñado a desbaratar prejuicios dando siempre lo mejor de sí, mostrándonos que el camino más largo es también el que más se saborea, en el que los pequeños triunfos saben a grandes victorias y donde cada paso cuenta. Me ha enseñado que la paciencia es la mejor amiga de una mamá y que ir contra corriente puede ser muy bueno. Mi hijo me ha enseñado que, después de todo, ser obstinada no es un defecto porque así es como una logra aferrarse a los sueños. Al ser su mamá he aprendido a decir “NO, GRACIAS” a los consejos inútiles, a defender lo que sé que es mejor para él, a maravillarme cada día con lo que mi hijo SÍ puede. Con él he aprendido a pedir ayuda y reconocer que me equivoco.

Hoy te escribo a ti “mamá del niño que no esperabas” para que sepas que no estás sola, que tu camino no es  tan terrible como ahora te parece, que ése hijo del que entiendes tan poco y cuya llegada te obligó a renunciar a tanto, es en realidad lo mejor que te pudo haber pasado (aunque en este momento sea difícil verlo). Porque sí, sin duda alguna tengo al hijo que no esperaba, pero también tengo muchas más bendiciones de las que imaginaba.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Fluye

Cuando te conviertes en mamá, todo el mundo parece convertirse en experto consejero y antes de darte cuenta acabas perdida en la mar de consejos y mucho más confundida que al principio, porque hagas lo que hagas siempre habrá alguien que te diga que deberías hacerlo de otra manera.

Así que hoy, querida mamá reciente o en camino, quiero compartir contigo el mejor de todos los consejos que alguien me ha dado en el camino de la maternidad, esperando que te sirva tanto como a mí.

"Fluye...
Acepta que tu bebé depende de tí completamente, y que a raíz de su llegada tus planes y rutinas se verán comprometidos por el bien de ambos.
Fluye...
Acepta que los bebés comen mucho (a veces todo el día) y que las primeras semanas parecen interminables mientras encuentran su propio ritmo.
Fluye...
Acepta que a los bebés no les gusta dormir solos, ni saben hacerlo toda la noche y, por lo tanto, tus preciadas jornadas de sueño adolescente han quedado en el pasado. Sí, dormirás mucho menos y te sentirás cansada casi siempre, pero si lo aceptas será más sencillo que tratar de cambiarlo.
Fluye...
Acepta que cometerás errores y que siempre (siempre!) habrá quien esté dispuesto a señalarlos, pero la mayoría de las veces las cosas que hagas lograrán mantener a tu bebé sano y a salvo y eso significa que lo estás haciendo más que bien, el balance final será a favor de los aciertos ;)
Fluye...
Acepta que muchas veces la maternidad es dura y de vez en cuando es necesario pedir (y recibir) ayuda, desprendiendote de la imagen ideal de supermujer que todo lo puede.
Fluye...
Disfruta cada segundo de la fugaz etapa infantil de tu bebé, dejate llevar por las olas maravillosas que te permiten contemplar el milagro que has ayudado a florecer, atesora cada momento porque llegará el día en que te des cuenta de que el tiempo va demasiado rápido y el dulce bebé que hoy acunas en tus brazos pronto correrá tras un juguete y quizás querrás detenerlo, espero te des cuenta que a pesar de todo lo que hagas o dejes de hacer... la vida
seguirá corriendo con o sin tu ayuda, así que toma un respiro profundo y fluye."

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La inspiración después del prejuicio

Hijito mío: A unas semanas de tu segundo cumpleaños, papá y yo seguimos buscando todos los recursos necesarios para apoyarte en el desarrollo de tu máximo potencial, y continuamos acudiendo a cuanta institución nos ofrece alguna herramienta o perspectiva diferente de tu condición, o que amplía la poca información que tenemos.
Así fue que llegamos a 2 nuevas instituciones este año, donde conocimos a gente maravillosa que abrió nuestra perspectiva de lo que puedes hacer, pero desgraciadamente también nos encontramos de frente con ése obstáculo ya tan conocido: el prejuicio.

Hubo quien se sintió con el derecho, o la obligación no lo sé, de hacer predicciones acerca de tu futuro y todo lo que NO podrías lograr si hacemos o dejamos de hacer tal cosa. No voy a mentirte mi niño, me sentí agredida, sentí que de algún modo estaban atacando mi amor por tí (porque cada acción que papi y yo hemos llevado a cabo ha sido a partir de lo mucho que te amamos), y cerré mis oídos; pero también estoy consciente de que gente así nos vamos a encontrar durante toda nuestra vida. Así que hoy quiero ponerte por escrito las cosas que ellos no te dirán y así si algún día necesitas mis palabras podrás acudir a ellas y a mí también me servirá recordarlas cuando todo parezca ir en contra.

" No te conformes con ser autónomo, solo porque otros dicen que es lo mejor a lo que puedes aspirar. Hijito mio, sé libre, auténtico y dependiente de mí o de papá o de nadie si se te da la gana.

No dejes nunca que nadie, ni siquiera nosotros tus padres, dictemos la dirección de tus sueños. Ve a donde tu corazón lo demande, emprende el vuelo y si un día tus alas se cansan, toma un descanso, recupera el aliento y continúa. Si necesitas ayuda, avísanos que de la manera que podamos te ayudaremos a continuar.

No te conformes con lo que el mundo dice que puedes, porque ellos no conocen tu esencia ni la grandeza de tus sueños y capacidades. Ni yo misma las conozco y eso que he estado junto a ti cada día.

Mi niño, no dejes que nadie te detenga y si es preciso luchar, lucha! Papá y yo lucharemos junto a ti siempre."

Estas palabras son para mi Efraim, pero también para todos los padres y madres que algún día se han sentido "inadecuados" con sus elecciones de crianza, hoy les invito a cerrar los oídos a los prejuicios y escuchar a su corazón, ahí siempre está la respuesta. 

Gracias por leer.

viernes, 6 de marzo de 2015

"LA IGNORANCIA ES MUY ATREVIDA"

" La ignorancia es muy atrevida" me decía mamá cada vez que escuchaba a alguna persona emitir un prejuicio.

Siempre supe que tenía razón pero de alguna manera no había podido comprobarlo...hasta hoy.

Hoy que me enfrenté a tu juicio despiadado "mamá-que-no-amamantó-porque-su-leche-no-servía", eres una mujer adulta, mucho mayor que yo, tus hijos son mayores que yo incluso y no tuviste reparo en decir que estaba mal por seguir amamantando a mi niño de 15 meses, que le estaba haciendo un daño, a propósito según tú.

Tal vez no debería escribirte esto, pero me siento obligada moralmente a compartirlo, porque sé que hay muchas como tú, que atacan a mamás como yo creyendo que tienen la autoridad moral para hacerlo, como si tal cosa existiera. Así que vengo a decirte lo que no sabes:

No sabes lo difícil que fue para mí (como para tí) amamantar en un principio, el dolor que pasé, las horas eternas sin dormir y sintiéndome ajena a mí misma, llena de dudas y temores de estar haciéndolo todo mal.

No sabes cuánto dolió tener que volver al trabajo y dejar un pedacito de mi corazón en casa, y lo único que me hacía sentir un poco mejor era saber que lo estaban alimentando con MI leche y que de alguna manera yo estaba ahí dándole lo que necesitaba.

No sabes el trabajo que implicó continuar mi producción de leche con un horario de trabajo complicado y tan poco apoyo a la lactancia en este país. No sabes que incluso cambié de trabajo.

No sabes que investigué, y mucho, en fuentes confiables sobre las ventajas que tenía la Lactancia Materna para mi hijo y para mí. Y que a pesar de eso, hubo muchas dudas que surgieron, y aún surgen a lo largo del proceso.

No sabes, la de veces que "tuve" que dar explicaciones a las personas que cuestionaban mi decisión de amamantar, con la esperanza de que algo les quedara y apoyaran a otras mamás como yo.

No sabes que me cansé de dar explicaciones y por eso sólo te tocó a tí una sonrisa y mi silencio.

No sabes, que aún con todo eso, jamás se me ha escuchado decir que soy mejor que una madre que no amamanta, o que ella está haciendo algo mal, o que debería hacer tal o cual cosa. Al contrario, he tratado siempre de ofrecerles mi ayuda.

No sabes que no estoy sola en este camino, que tengo la bendición de haber encontrado una tribu de mamás que me respalda y comparte su experiencia. Que comprenden de lo que se trata y no me juzgan como tú.

Pero por encima de todas las cosas, no sabes lo maravillosa que puede llegar a ser la experiencia de la lactancia, y más aún con un niño tan amoroso como el mío, no sabes que su sonrisa y sus besos pagan todo el cansancio y dificultades que he enfrentado para amamantarlo. No lo sabes porque no lo viviste, te faltó información, apoyo, tenacidad o qué sé yo. Y ahí soy yo quien siente compasión por tí, porque tu experiencia desagradable te lleva a emitir juicios sobre algo que desconoces, porque después de todo...

LA IGNORANCIA ES MUY ATREVIDA.

miércoles, 7 de enero de 2015

SEA COMO SEA, LO ESTÁS HACIENDO BIEN

Soy mamá de un niño de 13 meses al cual he amamantado desde el 2o día de nacido, al que porteo desde que salimos del hospital y que usa pañales de tela; y durante la vida de mi hijo pocas veces me he sentido criticada por la forma de crianza que he elegido. 

Sin embargo, en la recién pasada época navideña, me di cuenta que no es común. 
Lo común es que abunden los "jueces" (personas que sienten que deben intervenir, para hacerme ver mi "error" al criar a mi hijo como lo estoy haciendo) y las opiniones y las críticas respecto a lo que una madre, o padre, o madre y padre deciden que es mejor respecto a sus hijos y, sinceramente, eso me molesta. Porque ninguna de las decisiones que estoy tomando lo hago para perjudicar a mi hijo, por el contrario, he leído mucho sobre muchos temas antes de ser mamá y he elegido aquello que cuenta con respaldo científico sobre los beneficios que mi pequeño puede recibir.

Es por eso que hoy te escribo, a tí que eres mamá, colega de la misión más dulce y más desgarradora que he vivido, para decirte que lo estás haciendo bien. Y no es que imagine que estás esperando mis palabras para sentirte satisfecha de tí misma, pero sé que en ocasiones la empatía es el mejor consejo que podemos recibir y quizá el único que realmente necesitamos.

Lo estás haciendo bien, porque pones tu corazón, mente y cuerpo en cada cosa que haces, muchas veces sin darte cuenta trabajas más allá de lo imaginable. Noches en vela, días que se van como agua, ropa que se resiste a abandonar tu cuerpo, ideas que transitan por tu mente a toda velocidad, llenándote de dudas y temores, estás agotada y aún así continúas, te esfuerzas un poco más, porque quieres lo mejor para tus hijxs.

Lo estás haciendo bien, porque renuncias al orgullo y la soberbia de creer que lo sabes todo y te atreves a preguntar a otras mamás, que han vivido lo mismo o han pasado por algo similar y entonces, cuando ellas comparten contigo su experiencia, te inunda la maravillosa sensación de saberte comprendida, escuchada, acompañada.

Lo estás haciendo bien, porque te has equivocado, y eso no ha sido impedimento para que avances, al contrario has aprovechado mejor que nunca tus errores para corregir el camino y reintentar lo que sabes (o te han dicho) que es mejor para solucionar ése problema y si no funciona no te rindes, simplemente intentas otra cosa, hasta que algo funciona y entonces te sientes como una ganadora.

Lo estás haciendo bien, porque has aprendido a escuchar y diferencias lo que necesitas y/o te conviene, has aprendido a rechazar o ignorar consejos de forma respetuosa (o no tanto) según la ocasión lo amerite, y eso te ha hecho increíblemente fuerte y en un futuro te servirá para dar ejemplo a tus hijxs de cómo enfrentar la vida y a los "jueces" que abundan por el mundo.

Lo estás haciendo bien, que no te quepa duda, eres la mamá perfecta que tus hijos necesitan, de tí aprenderán muchas cosas profundas, o superficiales, pero en cualquier caso importantes. Así que más vale que te la creas y continúes poniendo todo de tí, reconoce tus errores y trabaja en corregirlos, es parte de crecer como persona y como mamá, continúa dándote la oportunidad de aprender de otras mamás y enriqueciéndolas con tu experiencia...pero sobre todas las cosas, continúa haciendo caso omiso de las voces que quieran hacerte creer que no lo estás haciendo bien.

Un abrazo en la distancia, querida compañera de batalla, si algún día lo olvidas espero que de alguna forma mis palabras te recuerden que LO ESTÁS HACIENDO BIEN.

sábado, 22 de noviembre de 2014

FELIZ CUMPLEAÑOS MI CIELO

Hace un año y un día Dios me concedió la bendición de ver tus ojitos por primera vez, y a partir de entonces cambiaste mi mundo, mis prioridades, mi perspectiva de la vida, mis miedos y prejuicios, mi niño precioso cambiaste mi alma.
 
No soy perfecta ni estoy cerca de serlo, pero tú me inspiras a esforzarme cada día, eres tan pequeño y ya nos has enseñado tanto a tu papi y a mí, a amar de verdad, por ejemplo. O que tu sonrisa vale todo el cansancio del mundo y que todos y cada uno de tus logros los disfrutas al máximo.
 
Nos has enseñado que mucha gente tiene cosas que opinar, pero al final del día sus palabras son solo eso, opiniones.
 
Gracias pequeño guerrero por compartirnos la luz que Dios te ha dado, gracias por ser nuestro maestro en muchas cosas que el mundo realmente no conoce.
 
Gracias por elegirnos como tus papás. Te amo Efraim.